martes, 23 de marzo de 2010

Los ilustres de la Ni-Ni



Puede que muchos de los que lean esta entrada no se sientan identificados con lo que en ella se expresa. Es de todo punto lógico. No pretendo eso y mucho menos quiero hacer entender que son la excepción que confirman la regla. Eso si, que conste que para mi son, aparte de muchas, honrosas excepciones.

En todo tiempo y época han sido reconocidas ciertas corrientes culturales con un determinado nombre que las diferenciaba de otras. Así por ejemplo, de muchos son conocidas las llamadas Generación del 98 o la Generación del 27, compuestas por artistas y literatos de renombre. Por hombres de la cultura cuyo pensamiento y obra confluía en torno a una determinada ideología, siendo inspirada por un particular ideario enraizado en los momentos que les toco vivir.

De un tiempo a esta parte, ha aparecido una corriente similar pero que desafortunadamente nada tiene que ver con el mundo de la cultura. Más bien al contrario entronca con la más inusitada de todas las inculturas. No es que haya surgido de la noche a la mañana. Ha germinado a través de los años, degenerando en este submundo que ha sido acogido con un peculiar nombre. Generación Ni-Ni que la llaman.

Si. La generación de los jóvenes que Ni estudian, Ni trabajan. No porque no puedan, evidentemente, sino porque no les sale de sus santas narices. Se me antoja un nombre demasiado corto. Supongo que como está de moda el abreviar no habrá más remedio que aceptarlo. Y es que habría que añadir, el Ni se lo plantean, Ni quieren plantearselo, Ni lo piensan hacer, Ni piensan en pensarlo. Ni tienen inquietudes serias, ni se inquientan sin tenerlas.

Analizar cómo y porqué surge esta nueva corriente incultural daría para una entrada más larga y sería cuestión de que lo hicieran expertos y analistas en cuestiones educativas y educacionales.

A lo que voy es a que existe un escalón superior de esta novedosa Generación. La diferencia entre los componentes de ambas básicamente es que los de la Generacion Ni-Ni primaria, ni saben ni entienden lo que hacen, mientras que los del nivel más alto bien que se guardan de saber el porqué, el cómo, y donde realizan sus actos. Son los ilustrados de esta corriente. Son aquellos que tienen ciertos estudios. Aquellos que incluso se preocuparon por leer y escribir. Aquellos que han empollado hasta que han llegado a la Universidad.

Siempre creí, que el estudiar en una Universidad lleva aparejado no sólo el conocimiento de las materias tratadas, sino también una apertura mental que te lleva a acceder a fuentes de cultura general. Es el sitio adecuado para apuntalar valores tan importantes como el respeto. No hacia los profesores que imparten las asignaturas, ni a los compañeros con los que se comparten tantas y tantas horas de estudio. Se trata de un respeto integral a todo y a todos.

Lástima que en la Universidad, se haya instalado desde antiguo una caterva de individuos que Ni estudian, Ni trabajan. Sólo se dedican a hacer sus pinitos para dar el salto político en cuanto la oportunidad surja. Habrá algún romántico que lo haga por amor al arte. Que dedique su tiempo, aparte de a instruirse, a preocuparse por el bienestar de sus compañeros. Pero nada nuevo descubro al decir que  los movimientos estudiantiles universitarios desprenden un tufo político que raya lo patético. Por un lado los que huelen a tallo de rosa machacado de tanto apretarlo. Por otro los que con su pelo engominado o largo flequillo van revestidos de su aura gaviotero. Y en un rincón, aquellos que están contra todo. Los radicales de ideas utópicas que por no creer no creen ni en ellos mismos.

Son estos los que componen la ilustración de la Generación Ni-Ni. Los que van más allá. Los que Ni comen, Ni dejan comer. Los que Ni respetan las ideas de los demás, Ni pretenden hacerlo. Los que Ni dejan que cada cual acuda a donde le plazca para recibir lecciones, Ni permiten libremente que nadie que a ellos no les guste las imparta. Los que Ni respetan mis ideas, Ni las suyas. Los que hoy están contra lo mío y no quieren que nadie esté contra lo suyo. Son aquellos que de los que se vale la política para imponer sus ideas a los que sólo les interesa labrarse un futuro al margen tan mugriento mundo. Son aquellos que han puesto de moda el reventar actos y conferencias que hace años eran alabadas y seguidas por los que ahora los lanzan como arma arrojadiza. Son los mismos demócratas que llaman fascistas y asesinos a políticos que acuden a impartir cátedras a su lugar de aprendizaje. Los mismos demócratas que piden respeto a sus ideas cuando ellos para respetar a los demás se valen del insulto y la agresión. Hechos de este tipo son del todo inaceptables, máxime en un lugar donde debe brillar por su presencia el culto a la sapiencia. Ya sea la que pueda otorgarse a través de los libros, por medio de la clase magistral o bien por la mesa redonda, la conferencia o el debate en el que afloren la experiencia de los que se exponen a ella.

Dicen unas encuestas que la casta política de nuestro pais está en el tercer lugar del ranking de preocupaciones de los ciudadanos. Por debajo del paro y los problemas económicos. Es un problema que preocupa más que, por ejemplo, el terrorismo o la inmigración (no lo digo yo, lo dice el Centro de Investigaciones Sociológicas, dependiente del Gobierno de España). Manda huevos, como diría aquel. Y es que siguen sin darse cuenta de que el personal no es tonto, como dice el anuncio. La gente aprende. Aunque en este caso sea a base de palos en el lomo. Pero al final aprende. Empieza a comprender muchas cosas, mientras los políticos parecen mantenerse al margen, a lo suyo, sin enterarse de nada. Comienza a entender de manipulación, de cortinas de humo, de tomaduras de pelo, de promesas sin cumplir, de engaños constantes, de las mentiras sin pausa, de la corrupción de la que se hace gala, de pactos sin fondo, de reuniones sin contenido, de despilfarro de lo que suda su frente, de dilapidación para compra de votos, de rastreras subvenciones que nunca salen gratuitas, de falsa honestidad, de súbita arrogancia, de tejemanejes bajo cuerda...

Y si la gente duda y se preocupa por lo que hacen los que están ahora, fijense como se sentirán si miran a los que vendrán. A los que vienen empujando por detrás. A los de la nueva Generación. Esos que ya han aprendido que en politica existe el Ni-Ni.  El Ni se dimite, Ni se va.

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