sábado, 5 de marzo de 2011

¡Otro, otro, otro...!



Cómo si de la finalización de un concierto se tratara. Así es comó parece que estamos. Cuando ya nada termina de sorprendernos. Aquí, sentados en nuestra localidad, esperando en nuestro asiento. Esperando a que la música de la última canción se diluya en el ambiente para solicitar al artista la interpretación de otra. Vaya si es triste la realidad. Y es triste porque lo que suena no son ni canciones ni música. Aquí lo que se va jalonando, lo que se va engarzando uno tras otro cual cuentas de rosarios son los escándalos. Gurteles, Facturas Falsas, Caso Macarena, Mercasevillas, Eregates, y ahora el último hit, el nuevo éxito, ese que tiene por título Subvenciones de la UE.  ¡Que vergüenza!.

Lo peor de todo es que, como diría Antonio Burgos, aquí no passsssa nada. Aquí cada cual hace de su capa un sayo. Lo llena de inmundicía y lo saca de paseo como ejemplo de pulcritud y nosotros nos lo creemos. Los tios se siguen presentando a cargos. Sus partidos los siguen poniendo en poltronas. Y se quejan porque los políticos están considerados por la ciudadanía como uno de los acuciantes problemas de nuestra sociedad. No si además de todo son tontos. Tontos de peineta o capirote, según la época.

Si la Gurtel y el mangazo de los trajes pusieron en la picota a esta pléyade de chupópteros, vaya el retratito de los Eres y de las subvenciones. El Eregate quintuplica  lo que se llevaron los gúrteles varios. Y lo de la subvenciones de la UE, en 24 horas, es un fraude que se eleva ya a los 25 millones de euros y que salpica a 1600 empresas. ¡Ahí va eso!. Y venga a implicarse cargos políticos, familias de cargos políticos, amigos de cargos políticos, todo aquel estomago agradecido de cargos políticos y todo aquel que pasaba por allí y salude al cargo político. Sinvergüenzas corruptos. Mangantes sin alma.

Y nosotros como público pasmado, hipnotizado, por estos oscuros soniquetes,  que no terminan de hastiarnos nos quedamos en nuestra incomoda butaca presenciando la nauseabunda representación de lo que uno tras otro últimamente nos vienen regalando. Más bien de lo que nos vienen quitando, porque dar lo que se dice dar, sólo a los amigos y familiares, a los afiliados y a los prejubilados que nunca dieron un palo al agua. Nadie dimitirá. A nadie se expulsará. Los dignos representantes y buscadores de la verdad, los amantes de la ética, se negarán a crear comisiones de investigación (ojú, lo que habrá detrás, lo que tendrán que ocultar...), escobita y a guardar la mierda debajo de la alfombra. Mientras los que torpemente sufrimos las consecuencias, aguardamos cual será el próximo robo, la nueva mentira, a que se nos cachondeen de nuevo, a que se descubra el próximo escándalo, gritando para nuestros adentros y sosteniendo el mechero en alto cómo si de un concierto se tratara . ¡Otro, otro, otro...!