miércoles, 5 de mayo de 2010

No somos Grecia.




¿Quién de nosotros no lo ha escuchado a lo largo de estos días?. Es la frase de moda. Ni somos Grecia ni nos parecemos. Que quede claro. Lo que si empieza a parecerse es el estado de nerviosismo e inquietud anterior a la situación que se vive en el país heleno. Un estado que parece invadir el ánimo no sólo de inversores y especuladores que dicen temer una quiebra de nuestro pais, el ánimo de económistas agoreros que no dejan de temblar cada vez que alguién del más allá, alguien de las altas esferas de nuestro país, sale para negar la evidencia y decir que no somos Grecia. Un estado anímico que se traslada al ciudadano de a pie, al currito sin curro, al obrero sin obra, al trabajador que aún mantiene su labor remunerada, al parado con prestación e incluso al prestatario sin paro, convirtiéndose en una preocupación que ha ido "in crescendo" desde que nos negaron una crisis llamada recesión hasta que ahora nos niegan la mayor. No somos Grecia.

Suele decirse que las comparaciones son odiosas y a nadie nos gusta que nos comparen con alguién que ya sea por su carácter, personalidad o alguna cualidad negativa haga que nos repercuta de forma poco beneficiosa en nuestro propio interés. Sólo nos gustan las comparaciones cuando nos igualan a otros y ensalzan nuestros bondadosas aptitudes y actitudes. Pero amigos, con quien te vi te compare.

Y ahora no tenemos más remedio que soportar dada la situación económica que se da en los paises de nuestro entorno, en los estados de la comunidad europea o en aquellos que se integran en torno al euro cómo única moneda, que nos comparen con dichos estados. Y lo que se refleja de dicha comparación es que España es el pais que soporta la mayor tasa de paro de los paises que integran la Unión Europea, que es el país en el que menos medidas económicas se han registrado, que tiene un deficit público que cuadruplica el que obliga Europa. Pero no, no se incomoden. No somos Grecia, pero duplicamos el nivel de paro de dicho pais. Allí, hoy es el segundo día de huelga general, han fallecido tres personas por enfrentamientos, no hay televisión, ni radio, ni medios de transporte público. El pais ha quebrado, el IVA lo han subido al 23%, a los pensionistas que cobran más de 600 euros le recortan la pensión, a los funcionarios le recortan el sueldo un 16% quitándole dos pagas. Pero no se preocupen, por favor. No somos Grecia. Por mucho que a críticos y analistas se le ocurra hacerlo, por más que plumillas de periodicuchos nacionales e internacionales lo hagan,  por más que jefes, mandatarios o mandados de otros paises lo afirmen. No lo tomen en serio. Repitan hasta la saciedad, hasta llegar a lo más profundo de su conocimiento, hasta que no os quepa la menor duda. No somos Grecia.

Yo ya lo hago, y me va bien, he logrado por fin saber que aquí por mucho que hablemos no somos la cuna de la retórica, por más que restemos más que sumemos no somos padres de las matemáticas, por más que nos comamos el coco y cavilemos no descubrimos la filosofía, por más que conozcamos a tantos sabiondos que no sabios no creamos una escuela de Atenas, que aunque tuvimos una cruenta guerra civil no fuimos ni atenienses ni espartanos, ni inventamos un caballo de Troya, que aún siendo este un prolífico lugar donde abunda la exuberante belleza y culto al cuerpo adolecemos de Adonis o Venus,   que a pesar de librar batallas épicas dignas de mitología no llegamos a tener un cuadro de dioses tan extenso, que aún teniendo bellas obras arquitectónicas nos falta un Partenón que siga en pie riéndose en su vejez de ver pasar este tiempo. Estoy casi convencido, por eso vuelvo a repetir. No somos Grecia. Al menos de momento.