sábado, 26 de junio de 2010

De Su vuelta





No han pasado más que unos días. Y parecieron toda una eternidad. Sólo ha sido un breve paréntesis en lo cotidiano. Sin embargo para algunos ha sido todo tan longevo como su propia vida. Corto en el tiempo, largo y tedioso para el alma. Y es que para esos que ya peinan canas, esos a los que la piel se les ha plegado tras el duro paso de los años, esos que no dejan de ir a verlo cada mañana, cada tarde, cada día como si fuera el último, es cómo si se les escapara el agua de las manos. Tanto tiempo a sus plantas, tantos ratos a sus pies y un desaprensivo a punto de dar al traste con el intimo díálogo en el que se tornan sus últimas confidencias.

No hizo falta que terminara de despertarse el día. Ya lo estaban esperando. Larga cola para el despuntar de la mañana. Interminable fila en la luminosa incandescencia que se desprende al calor de una sombra de verano en Sevilla. Ya lo iban buscando. Coletazos de impaciencia al caer la noche en pos de su inigualable figura. Prisas en su busca. Calma en su encuentro.

Sevilla y su gente. La gente y Sevilla. No cabía otra cosa. No se podía esperar lo contrario. Desde el alba hasta el ocaso. Del principio al fín. Pusieron besos donde alguien puso odio. Cariño donde la perturbación puso violencia. Amor donde la fascineración puso dolor. Se depósito gloria donde la irracionalidad puso abnegación. Cuajó la fragancia de la flor por donde llegó a pasar el hedor de la virulencia programada. Se lleno de sentimientos la mano que fue palpada por indignidad de lo insensible. Se vistió con la fina y elegante túnica de la alegría lo que fue malditamente desgarrado por la banalidad de una triste locura. Se pusieron lagrimas de desagravio donde se derramó la rabiosa crueldad de un ataque sin argumentos.

Todavía hay algunos que nos tachan de fariseos. Que sacan desde lo más profundo de su estupidez sesgadas frases biblicas que no llegan ni a entender. Que no llegan ni a creer. Son los adalides de las nuevas alianzas, los amigos de las civilizaciones lejanas que sin embargo son incapaces de respetar la más cercana, la de sus propios vecinos, la de sus propios amigos. Son esos que ahora nos tachan de idolatras. Los que nos acusan de adorar imágenes. Los que se erigen en ultradefensores de la iconoclastia. Hablan, opinan y piensan desde la ignorancia. No habrán llegado a leer ni a entender siquiera aquel pasaje en el que Santo Tomás metió el dedo en la llaga. Es cierto, la imagen es madera. Pero esa talla representa todo aquello en lo que creo. Todo aquello en lo que se basa la Fe. Pasajes de la Pasión y Muerte del Hijo de Dios. El poder de la Imágen. La vía para entender. El camino que me hace comprender, que me hace llegar a Dios.

Todo eso fue lo que ayer se expresó en San Lorenzo. Todo lo que se representó. Es una forma más de honrar a Dios. De desagraviarlo. De demostrar que lo seguimos firmemente y estamos dispuestos a cargar con nuestras cruces. Que seguimos creyendo en El. Que seguimos creyendo en su Gran Poder.

lunes, 21 de junio de 2010

Del dolor





Llevo todo el dia recorriendo de lado a lado este pobre taller. Dando pasos sin sentido. Dando tumbos entre bastidores. Revoloteando perdido. Primero sorprendido, luego aturdido. Siempre cavilando.

No daba crédito a las primeras noticias que me saludaban desde el pequeño transistor. No quería creer que lo que leía en las portadas de los diarios fuese verdad. A partir de esos momentos, entre el trago de digerir lo acontecido, de asimilar lo ocurrido y el ahora, minutos eternos enclaustrado en mis pensamientos. Reflexiones sobre lo sentido. Cavilaciones del intenso y agudo dolor.

Me trituraba el alma, el saber que el eje de la devoción de un pueblo, de mi devoción, de mi pueblo, había sido atacada. Violentada. Agredida. Rota. Un perturbado, dicen, que la ha asaltado. Que la ha maltradado. Que la ha golpeado. Que la ha pateado. Que la ha vilipendiado. Que han vuelto a rasgar sus vestiduras. Que le tiraron de malos modos de su túnica hasta llegar a romperla....

Me duele el orgullo, de que otra vez la Fe de un pueblo,de mi Fe, de mi pueblo ha vuelto a ser ultrajada. Insultada. Pisoteada. Manoseada. Un perturbado, dicen, que la ha acosado. Que la ha ninguneado. Que la ha menospreciado. Que la ha menoscabado. Que la ha mancillado. Que la ha arrastrado en el mismo interior de su casa. En el mismo lugar desde la que se propaga...

Me desgarra el corazón, el que de nuevo desde foros donde tan fácil y tan cobarde es opinar. Donde tan gratuito es insultar. Se mofen de la penosa acción perpetrada. Se rían de la grandiosa vulgaridad de lo ocurrido. Es cierto, es sólo madera. Es cierto, tiene arreglo. Es cierto es sólo una imágen. Pero representa lo que jamás podrán ver los incrédulos en un maniquí de escaparate, en un madelman articulado. Y es que la madera de esta imágen tiene toda la vida que a nosotros nos falta. Es la que nos enseña la convicción para tirar para adelante y salir airosos con sólo una zancada. La que nos demuestra la fortaleza para cargar con nuestros errores sobre los hombros. La que nos enseña a agarrarnos a la Fe con sus manos. La que nos enseña a llevar la cruz de nuestros pecados con nuestros brazos.  La que nos enseña a perdonar , también a los perturbados, con su mirada. La que nos mueve y nos da el aliento de nuestro sino con su figura.

Todo eso es lo que le falta a los faltones incrédulos que pululan en nuestro entorno. Lo que no encuentran los desairados insultadores que se refugian en el anonímato. Lo que jamás tendrán los sucios cobardes que ofenden lo que más nos duele. Nosotros a perdonar con la misma caridad con la que Cristo Jesús lo haría, A prestar la ayuda necesaría al perturbado y todo el apoyo a su familia como lo haría el verdadero Hijo de Dios. A seguir a lo nuestro. A no caer ni en trampas ni en tentaciones. A no entrar al trapo de provocaciones. Mal haríamos si así obraramos. Hay muchos esperando nuestra caída, nuestra equivocación para saltarnos al cuello.

Nosotros seguiremos como siempre. Cómo nos han enseñado. Por mi parte, ahora más que nunca hago mio el latinazgo que es el lema de mi Hermandad "Nos in omnipotente Domino confidemus". Porque yo al menos, al contrario que  los pequeños desairados que nos rodean, tengo algo que me hace más fuerte. Sigo manteniendo mi Fe y por ello confío en El, en el Gran Poder de Dios.

viernes, 18 de junio de 2010

La primera en la frente.


Viñeta publicada en "Le Tribune de Genéve"

Pues si. Pasó lo inesperado. Lo que nadie pensaba que podía suceder. Lo que jamás se hubiese podido llegar a imaginar. Lo que no encontraba hueco en la mente de nadie. Lo que no entraba en los pronósticos. La Roja (apelativo por el que se ha comenzado a conocer a nuestra selección nacional, la antes llamada furia, la española de toda la vida y que los medios nos han colado hasta calar en el tuétano) perdió en el debut mundialista. España 0, Suiza 1. Manda huevos que diría Trillo.

No ha habido ninguna conspiración judeomasónica, ninguna estrategia mundial para hundir más a nuestro pais, ningún pacto internacional para quitarnos de enmedio. Sólo pasó lo que tenía que pasar. Once contra once, un balón de por medio y sin embargo no ganó el mejor. Cómo decía Boskov "Fútbol es fútbol".

Lo que jode, es la catarsis que se ha montado. Mejor dicho la que nos han montado. Esos mismos que desde hace meses nos venden la burra de vernos con la añorada Copa, en el autobús descapotable, paseando triunfantes por las calles de la capital representados por los que se fajan y se juegan el tipo sobre el césped.

Y es que la única nota de cordura  que he escuchado en todos estos días fue la que puso el mismísimo capitán de la selección. Venía a decir Iker que iban con la máxima ilusión pero que un Mundial no se gana con la gorra. Cuanta verdad en esas declaraciones. Puso humildad donde otros venían poniendo soberbia y altaneria. Al final, mal que nos pese, el tiempo le ha acabado dando la razón. No se puede desprestigiar a los rivales, ni minusvalorarles, ni incluso mofarse, antes de enfrentarse con ellos. Al enemigo nunca hay que tenerle miedo, pero siempre hay que respetarlo. No hay enemigo pequeño.

Ahora, los vendeburras que nos metían por los ojos el paseo triunfal de nuestro combinado en la competición mundialista, se desgarran y desangran en titulares llenos de catastrofismo. Siembran la duda. Retroceden sobres sus pasos. La que ayer era la mejor selección del mundo hoy es la de siempre, la que a lo mejor no llega ni a octavos. Analizan y examinan, al final sólo critican. ¿Al fin y al cabo no es ese el deporte nacional en este nuestro pais?. ¿Las causas de la derrota?. Se podrían enumerar cientos. Que si jugar con un sólo delantero no fue la mejor opción, que si Silva no está fino, que si Iniesta no debió forzar, que si los cambios se hicieron tarde, que si Navas debió jugar desde el principio, que si el complemento de Navas debía de haber sido Llorente y no Torres, que si Casillas no está bien, que si todo se debió a que se ha llegado muy cansado después de un torneo nacional tan exigente, que si no se jugó al 110%, que si en Sudáfrica es invierno y la temperatura influye, bla, bla, bla... Cada uno propondrá la suya. Un español = a un entrenador.

Otros frikis se sacan  de la manga, a falta de conocimientos básicos futboleros, ideas tan casposas y escasas de inteligencia como que la culpa de todo la tiene Sara Carbonero (periodista de Telecinco y novia de Casillas) por el simple hecho de estar cerca de su media naranja. No comment. Yo sin embargo digo que ha influido más que otra cosa el insoportable ruidito de las odiosas vuvucelas (las trompetitas de campo de fútbol de toda la vida) que son capaces de sacar de quicio y despistar al más centrado. De volver loco al más cuerdo. Maldita sea la hora en que se inventó. Ahora bien, si fue un poco listo, el que patentó la idea, podría estar pisándole los talones a Bill Gates en la próxima lista de Forbes sobre los más ricos de entre todos los ricos. Al lío de montepío.

España barrió en posesión a los suizos y ¡por Dios! ¿Que bien y cuantas veces tocamos el balón? Pero ya lo dijo el seleccionador. Si se dan más de seis toques al balón y no se crea ocasión de gol o no se marca, el tiki-taka no vale para nada. Eso fue lo que pasó. Mucho dominio, mucho toque, mucha posesión, mucha ocasión, pero... No hubo gol. Y lo único claro en fútbol es que si no marcas no ganas.

En fin. Todavía queda Mundial para España. No podemos pasar del todo al nada por el primer partido. Es cierto que se complica pero todavía se puede revertir la situación. No seamos extremistas. Creamos en la nuestra, en la furia de toda la vida, en la ahora llamada Roja. Mientras hay vida hay esperanza. Eso si, hagámoslo con humildad y respetando que no temiendo al rival.

Todavía podemos ganar el Mundial. Me alegraría una barbaridad como amante del futbol y como español. Me encantaría ver de nuevo, igual que tras la Eurocopa de hace dos años, a la gente ondeando la bandera de su pais sin ningún tipo de complejos. Un pais en la calle celebrando un título sin divisiones políticas, sin fisuras sociales, sin memorias históricas. Todos juntos. Eso no tiene precio.

Y si no pudiera ser y no se ganara. Que es la otra opción. Pues tampoco pasa nada. Otra vez será. Sinsabor general. Decepción común. Tristeza pasajera. Vuelta a las andadas. Los jugadores y cuerpo técnico volverán cariacontecidos, no se les recibirá como héroes y tendrán que aguantar las críticas. Además se quedarán sin prima. Se vendrán de vacío. No les darán los 600.000 pavitos por cabeza prometidos por el título. Y ¿qué quieren que les diga? pues eso, que con lo que está cayendo eso que nos ahorramos.

sábado, 12 de junio de 2010

No, por dignidad.





Fue una contestación breve. Escueta. Simple pero cargada de fuerza. Una negativa rotunda. No. Eso es lo que respondió. A ello añadió una coletilla. Una corta explicación. Un razonamiento posterior también sencillo en el que se hallaba implícita la lógica postura de un doliente. Por dignidad. Ese fue el añadido.

La pregunta se la hice a un buen amigo. Funcionario. Curtido en la lucha entre libros y apuntes para llegar adonde ahora se encuentra, para vivir de su trabajo, para tener lo adquirido, para conseguir logros y metas, para enseñar lo aprendido. Fue el lunes por la noche, en un mal sitio para encontrarse. ¿Mañana harás huelga, verdad?. Esa fue la cuestión.

No me lo esperaba pero la reflexión posterior adquiría toda la razón del que se encuentra atacado. Del que está pagando los platos rotos de una situación que no ha producido. Del que es reprendido sin culpa. Del que es continuamente observado. Del que siempre habrá una queja, un dardo al que lanzar, un reproche al que dirigir. Me comentaba que con la que está cayendo, no se planteaban ir a ningún tipo de huelga. Que asumía el hecho de ser cabeza de turco, pero no el centro de la diana al que se dirijan injustas críticas. Está la cosa como para que los funcionarios vayamos a la huelga, me venía a explicar. Si la secundamos, continuaba, siempre nos achacarán que sólo la hemos seguido cuando se nos ha tocado el bolsillo, cuando se nos baja un salario que nos pertenece y no cuando se anunciaban despidos, cuando crecía el desempleo, cuando se disparaban los parados.

Y me convenció. Ahora no es el momento. No es el momento de que se experimente con ellos la reacción social sobre una posible huelga general. No es momento de que sean la gaseosa con la que se práctiquen supuestos paros futuros. No es el momento de seguir el dictamen de los que se pliegan a subvenciones y parabienes. De seguir el ritmo de los que no tienen salida. De bailar al son de los que en vez de defender el empleo se escondían tras velos cubiertos de euros. De los que plantean represalias en contra de los que le dieron de comer por lavar su imagen ante una sociedad que los ha pillado con el carrito de los helados.

No, no es el momento. Ni de huelgas parciales ni mucho menos generales. Ahora no. Ahora y dada la situación a la que hemos llegado, en la que nos encontramos inmersos, en la que nos han metido unos y otros, en la que todos estamos embarcados, sólo queda que todos rememos en la misma dirección. Lástima que siempre sean los mismos, los curritos de a pie los que carguen con la mayor parte del esfuerzo, mientras los capitanes del barco se empeñan en utilizar brújulas que llevan al puerto equivocado. Que nos pierden sin rumbo. Es hora de apretar los dientes, de fajarnos en el trabajo. Y si llegase el momento en el que nos ofrecen parar, en la que se nos ofrece ser moneda de cambio, de ser las armas arrojadizas de intereses sectarios, creo que deberíamos gritar desde nuestro banco de labor que ahora es cuando todos debemos arrimar el hombro. Que no estamos dispuestos a seguir dejándonos engañar. Ahora, lo peor que nos puede pasar tal y como está la economía, tal y como está el patio, tal y como es el problemón que tenemos es ir a un paro, a una huelga general confundidos por los magos del eslogan, por los reyes del mambo, por los veladores del trabajo y que no dan palos al agua. Digamos alto y claro: Ahora no. Ahora no es el momento. No, por dignidad.

viernes, 4 de junio de 2010

De salvadores, conspiraciones y cuentos.




Un mes hace desde que se dió la última puntada en esta humilde sastrería. Desde entonces muchas cosas han acontecido en todos los planos sociales de nuestro pais y muchas decisiones de gran importancia y que afectan a muchos compatriotas han sido tomadas. Algunas de ellas con raquítica mayoría. Pero de momento, y sigo pensando y me sigo reiterando en lo comentado en el post anterior, no somos Grecia.

De entre todo lo sucedido hay dos hechos que me han llamado poderosamente la atención y en los dos, aunque parezca mentira y no se si es cosa del calor que empieza a colonizarnos o de una inventada teoría de la conspiración, encuentro puntos de conexión. Por increible que parezca. Os relato.

Hace dos semanas se aprobó por tan sólo un voto de diferencia el ya famoso decretazo del gobierno, por el que se congelan las pensiones, se rebaja el sueldo de los funcionarios y por ende se recorta el gasto público que ahoga el déficit arrastrado. No es que esté en contra de las medidas tomadas. Pero si no se hubiese negado con tanta insistencia la situación económica de este nuestro pais, tal vez las medidas hace dos años bien podían haber sido otras. A lo que iba. Gracias a CiU, a nuestros grandes aliados, a los grandes defensores de la unidad de España (evidentemente esto es sarcástico), se sacaron adelante las medidas propuestas por el (des)gobierno  de esta nuestra nación. Claro que ello lo hicieron de manera altruista, abanderando el sentir popular y llevando a gala de patriotismo español del que siempre han presumido (obviamente es mentira) los independentistas catalanes. Además arrogándose la cualidad de adalides y defensores de garantizar la unidad social y la no quiebra popular de España. Oir y ver para creer. Pero claro está que gracias a su abstención, de su bendita abstención, seguimos sin ser Grecia. De momento y sobre la campana nos han salvado. No somos Grecia.

El otro hecho, o mejor dicho, el otro evento acontecido al que me refiero a sido el tradicional, lustroso, y prestigioso (por los eggs) festival de Eurovisión. Hace tiempo que opino que no sé que pintamos en un festival politizado, en el que se valora más la relación internacional entre estados que la calidad artística de las canciones presentadas. En el que pesa más la amistad entre paises vecinos que la valía de los cantantes que representan a sus respectivas naciones. Lo mejor que hemos hecho en los últimos años, con respeto a todos los que nos han representado, ha sido al interpretación del Chiquilicuatre. Al menos, y sabiendo que no ibamos a ganar de ninguna de las maneras, mandabamos a un claro representante de la España del momento. Un pais de tristes comediantes, de payasos sin gracia, de banalidad en lo importante, del reirse de uno mismo y de los demás. Al menos era actual. Por eso en esta ocasión hubiese preferido que nos representara el Sr. Cobra (vean el enlace, no tiene desperdicio el video completo) o la Sra. Karmele Merchante (por cierto también independentista catalana), dignos representantes de un pais en el que triunfa el fracaso educacional, y se valora la cultura del pelotazo añadiendo todo lo anteriormente dicho para el Chiquilicuatre. Perdón, que me entretenga. Tanto tiempo sin escribir, hace que me ande por las ramas. Al grano.

Durante la actuación del representante de España, Daniel Diges, con su Algo pequeñito, se coló en la misma como parte de la coreografía, el ya famoso Jimmy Jump. Un tipo que tiene como razón de ser, como estilo de vida, el reventar actos y eventos de relevancia tanto nacional como internacional. Eso si, siempre alardeando de su catalanidad con la tradicional barretina en el coco. Un crack. Pero un crack que no gana para multas. Aunque pienso que a lo mejor y viviendo donde vive y representado lo que quiere representar es posible que sea otro personaje vividor de subvenciones y ayuditas institucionales.

Mi teoría, es que este señor, tras la lección de españolidad dada por CiU (ya veremos la sentencia del estatut y la parte del pastel que se llevarán de los próximos presupuestos generales, esos que dicen que no aprobarán) se sumó a la campaña del Salvemos a España promovida por su convecinos y trato de reventar el Festival de Eurovisión para que no ganaramos. Así, nos evitariamos tener que celebrar la próxima edición y eludiríamos el derroche económico que supondría tener que organizar dicho acto en nuestro pais. Una ayuda en toda regla. Nos han echado una manita para que el gasto público se siga conteniendo y no pequemos de alharacas dinerarias inconvenientes e inoportunas. Un empujón para la bajada del déficit público. Un respaldo a la economía de guerra. Y todo ello claro está, sin contraprestaciones. Ellos lo saben mejor que nadie. La pela es la pela.

Puede parecer de locos, que tal vez esté pa`ya, que esté delirando a estas alturas de la película, que esté aturdido por lo visto y leído en los últimos días, que esté mareado por los bandazos de izquierda a derecha de los sujetos al poder, que me encuentre despistado por los continuados desmanes de los politiquillos de turno, por las medidas tomadas, por las que no se han tomado y por las que se han amagado. Por lo grotesco de la situación y por la situaciones grotescas. Puede parecer que me haya obsesionado con todo lo que ocurre en esta embarcación sin rumbo y a la deriva en la que nos encontramos. Pero puestos a creer y a tragar con cuentos chinos, ¿por qué no hacerlo con mis cuentos catalanes?. Al menos nos han salvado, aunque sea en el descuento y gracias a ellos No somos Grecia.