lunes, 21 de junio de 2010

Del dolor





Llevo todo el dia recorriendo de lado a lado este pobre taller. Dando pasos sin sentido. Dando tumbos entre bastidores. Revoloteando perdido. Primero sorprendido, luego aturdido. Siempre cavilando.

No daba crédito a las primeras noticias que me saludaban desde el pequeño transistor. No quería creer que lo que leía en las portadas de los diarios fuese verdad. A partir de esos momentos, entre el trago de digerir lo acontecido, de asimilar lo ocurrido y el ahora, minutos eternos enclaustrado en mis pensamientos. Reflexiones sobre lo sentido. Cavilaciones del intenso y agudo dolor.

Me trituraba el alma, el saber que el eje de la devoción de un pueblo, de mi devoción, de mi pueblo, había sido atacada. Violentada. Agredida. Rota. Un perturbado, dicen, que la ha asaltado. Que la ha maltradado. Que la ha golpeado. Que la ha pateado. Que la ha vilipendiado. Que han vuelto a rasgar sus vestiduras. Que le tiraron de malos modos de su túnica hasta llegar a romperla....

Me duele el orgullo, de que otra vez la Fe de un pueblo,de mi Fe, de mi pueblo ha vuelto a ser ultrajada. Insultada. Pisoteada. Manoseada. Un perturbado, dicen, que la ha acosado. Que la ha ninguneado. Que la ha menospreciado. Que la ha menoscabado. Que la ha mancillado. Que la ha arrastrado en el mismo interior de su casa. En el mismo lugar desde la que se propaga...

Me desgarra el corazón, el que de nuevo desde foros donde tan fácil y tan cobarde es opinar. Donde tan gratuito es insultar. Se mofen de la penosa acción perpetrada. Se rían de la grandiosa vulgaridad de lo ocurrido. Es cierto, es sólo madera. Es cierto, tiene arreglo. Es cierto es sólo una imágen. Pero representa lo que jamás podrán ver los incrédulos en un maniquí de escaparate, en un madelman articulado. Y es que la madera de esta imágen tiene toda la vida que a nosotros nos falta. Es la que nos enseña la convicción para tirar para adelante y salir airosos con sólo una zancada. La que nos demuestra la fortaleza para cargar con nuestros errores sobre los hombros. La que nos enseña a agarrarnos a la Fe con sus manos. La que nos enseña a llevar la cruz de nuestros pecados con nuestros brazos.  La que nos enseña a perdonar , también a los perturbados, con su mirada. La que nos mueve y nos da el aliento de nuestro sino con su figura.

Todo eso es lo que le falta a los faltones incrédulos que pululan en nuestro entorno. Lo que no encuentran los desairados insultadores que se refugian en el anonímato. Lo que jamás tendrán los sucios cobardes que ofenden lo que más nos duele. Nosotros a perdonar con la misma caridad con la que Cristo Jesús lo haría, A prestar la ayuda necesaría al perturbado y todo el apoyo a su familia como lo haría el verdadero Hijo de Dios. A seguir a lo nuestro. A no caer ni en trampas ni en tentaciones. A no entrar al trapo de provocaciones. Mal haríamos si así obraramos. Hay muchos esperando nuestra caída, nuestra equivocación para saltarnos al cuello.

Nosotros seguiremos como siempre. Cómo nos han enseñado. Por mi parte, ahora más que nunca hago mio el latinazgo que es el lema de mi Hermandad "Nos in omnipotente Domino confidemus". Porque yo al menos, al contrario que  los pequeños desairados que nos rodean, tengo algo que me hace más fuerte. Sigo manteniendo mi Fe y por ello confío en El, en el Gran Poder de Dios.

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