viernes, 19 de marzo de 2010

Arenas movedizas



Todos hemos sufrido cómo nuestras las trágicas muertes, los dementes crímenes tanto de Mari Luz Cortés y Marta del Castillo. Todos hemos estado pendientes de las últimas noticias que los partes televisivos o radiofónicos tenían a bien ofrecernos, para estar del todo punto informados, dadas las ganas que teníamos de que se esclarecieran los hechos y que los culpables, esos malditos asesinos, y sus cobardes encubridores fueran detenidos y pasarán todo el tiempo posible purgando su pena entre rejas. Todos hemos sentido tan dolorososas pérdidas y nos hemos puestos en la piel de esos padres que tan dignamente lloraban y siguen llorando su amarga pena. Todos, o casi todos, hemos apoyado las iniciativas emprendidas por las familias de estas chiquillas.

 Habrá quién lo haya hecho estampando su firma para un aumento de penas, de cumplimiento de condenas íntegras o solicitando la imposición de la pena de muerte para los criminales que cometen este tipo de delitos. Los habrá que lo hayan hecho acudiendo a las concentraciones o manifestaciones organizadas al efecto. Los habrá que lo hayan hecho quedándose en casa o acudiendo a un lugar de oración para rezar en pos de la aparición de los cuerpos (ójalá el de Marta apareciese de una vez por todas y acabara para la familia todo esta esperpéntica y demoniaca pesadilla).

A todos nos ha sorprendido la entereza de los progenitores en tan difíciles momentos y a todos nos ha cautivado su saber estar y su compostura, su humildad y su templanza en tan delicados trances. En definitiva, todos nos hemos quedado prendado de la admirable actitud de estas personas. Y cuando digo todos, quiero decir eso mismo. Todos.

Por eso, pienso que Juan José Cortes, padre de Mari Luz, se ha equivocado. Su forma de actuar, de hablar, de expresarse ante los medios, de saber reprimirse, era una cuestión que a todos nos ha impresionado. A los de izquierdas y a los de derechas, a los de centro y a los de los extremos, a los rojos y a los azules. Sin embargo, creo que acaba de entrar en una espiral que puede provocar que toda esa admiración ganada a pulso se venga abajo como un frágil castillo de naipes.

Juan José, es un humilde obrero titulado en FP como auxiliar de automoción y con varios cursillos de informática y fotografía. No dudo de la inagotable capacidad laboral que pueda tener y mucho menos de la más que sobrada capacidad mental. Pero hay cosas que no se aprenden si no se estudian. Y digo esto porque hace unos días, de la noche a la mañana, Juan José ha pasado a ser asesor jurídico de un importante partido político. Del más importante de todos aquellos que están en la oposición. De aquel que recibió decenas de millones de votos de la población española. Del Partido Popular. De esa misma población que ha intentado hacer suya la pena y la tristeza de la familia de Juan José a fin de hacerla más liviana y soportable.

Nada en contra tengo sobre la ideología política que pueda tener cada cual. Pero si me sorprende que se haya dado de baja en el PSOE, por "sentirse huérfano y desamparado por su partido". No sé cuales serán las verdaderas razones para unirse al enemigo, pero después de los coqueteos que tuvo con otro partido (UPD) del que se llegó a decir que iba a ir como cabeza de lista en las municipales de Huelva, sólo me cabe pensar que iba buscando un hueco en el mundo político. Y no sólo pienso eso, sino que además de eso reitero que creo que se ha equivocado.

Primero porque evidentemente no entiendo en que va a asesorar en asuntos de justicia, concretamente en la tramitación para la reforma del Código Penal a un partido en que abundan los tiburones, no sólo politicos y empresariales sino también jurídicos. En el fondo creo que si él lo analiza tampoco lo entenderá. Y segundo, porque creo que su fichaje no va a consistir más que en una utilización política para sacar réditos electorales. Se equivoca porque creo que ha entrado en un mundo cainita y cruel. Un mundo que el que pasas de la admiración al odio sólo con una expresión, con un gesto, con una mirada. Se equivoca porque no tiene los conocimientos legales suficientes que pueda tener un simple licenciado en Derecho. Se equivoca porque las personas que estuvieran esperando dentro de su nuevo partido una oportunidad como la suya van a hacerle la cama más pronto que tarde. Se equivoca porque como se mueva no saldrá en la foto. Se equivoca porque ha entrado en una dimensión en la que lo mismo que te ponen una alfombra para que llegues a una silla, te mueven la misma para que caigas sin sentarte siquiera en ella. Se equivoca porque lo mismo que te pegan una palmada en la espalda te dan una patada en el culo. Se equivoca porque toda la credibilidad ganada a pulso la pierdes sin dilación. Se equivoca porque no se da cuenta de que lo han lanzado a un lodazal en el que más que barro hay arenas movedizas.

Siempre lo creí un tio sensato, un hombre listo, una persona inteligente a pesar de su escasa formación reglada. Siempre me ha caído bien. Deseo de corazón que todo salga como el espera. Que nada le pueda pillar de sorpresa. Por eso ójalá todo te vaya bien. Ojalá no se cumplan estos augurios. Ojalá no me convierta en un pájaro de mal agüero. Ojalá el equivocado sea yo.

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