jueves, 11 de marzo de 2010

Bendita locura



Fue un reencuentro frío. Distante. Un simple saludo. Después anduvimos cada uno a lo suyo. Cada cual haciendo su labor. Como siempre. En silencio. Silencio sólo roto por leves suspiros del dolor que provoca el esfuerzo centrado en mi cerviz. Silencio quebrado por el crujir del armazón que sobre su todo se soporta. Un poco de música de fondo y un rachear de zapatillas para no perdernos el compás. Trabajamos juntos. Más que rozándonos. Sintiéndonos. Sufriéndonos. Padeciéndonos. Un trabajo no forzado. No obligado. Y aunque, como los mejores amores, a veces reñido. Sarna con gusto no pica. Ella intentando vencerme. Yo saliendo airoso. Una batalla sin fín. Una guerra en mitad de la noche. Y a pesar de estar rodeados por un ejército de compañeros, no queremos cuartel en el que no estemos sólos ella y yo.

El rocío de la noche testigo de nuestros desafíos. De nuestros retos. De nuestros desvaríos. De nuestra locura. De nuestro incomprendido amor. Ese que en ciertas ocasiones no entendemos ni ella ni yo. Seguro que tampoco tú lo entenderás.

¿Que habré visto yo en ella? ¿Por qué se habrá fijado ella en mi? Inexplicable. Tanto como nuestra historia. Un cuento que dura más de una década. Pronto habrá que sumarle un lustro. Sin embargo, cada año es igual y al mismo tiempo distinto. Es un amor de temporada. Empezó de juventud y continúa en la madurez. Y a pesar del sufrimiento nos echamos de menos.

En la despedida, aunque gélida, nos miramos. No pudimos resistir el sonreirnos. Un leve guiño. Un hasta luego. Un hasta pronto. Porque la próxima vez que nos veamos, será cuando la vida se resuma en siete dias. Cuando a Aquella a la que profeso mi fe, sea portada por un corázón que hasta el cielo quiera elevarla. Cuando la dureza de la vida no se resuma más que en una inmaterial carga de sentimientos. Volveremos a vernos en días de pasión. De capirotes espigados. De ruán y esparto. De morados y amarillos. De esplendor y sobriedad. De capas y colas. De cruces penitenciales y ceras de iluminada pureza. Será en Semana Santa.

Bendita madera. Amada locura. Ansiada espera.

2 comentarios:

  1. Ya esta aki esa gran semana en la q la señora te acompañara, y tu le acompañaras a ella llevandole a lo mas alto,ahora solo te queda disfrutar de ello acompañado por la fe q un dia tus padres inculcaron en ti y q tu llevas en tu vida.goa

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  2. Pues si, ya vamos a estar disfrutando de ello. Y este año además vamos a disfrutar de forma extra. Un beso.

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