miércoles, 22 de septiembre de 2010

Chuflerías



Andrés Marín en La pasión según se mire.



La pasión según se mire. Ese es el nombre del espectáculo en el que se encuadra el fragmento del mismo al que me voy a referir y que hoy convierto en el centro de mis cavilaciones. Es un espectaculo flamenco cuyo autor, Andrés Marín, presentó el pasado martes en la Bienal de Flamenco de Sevilla. Se trata de plasmar los distintos tipos de pasión que existen desde un punto de vista artístico y como no, flamenco.

No dudo, evidentemente, de la capacidad artística de Andrés Marín, reputado bailarín y coreógrafo contemporáneo. He visto, aparte del fragmento de turno, partes de su espectáculo y simplemente me parece maravilloso. En el además reúne a gente de la talla como José De la Tomasa, Lole y Concha Vargas.

El quid de la cuestión viene cuando se interpreta la parte de la obra dedicada a la Pasión de Cristo. Ya dije en el post de 3 de marzo, que cada día  me sorprendía menos de todo aquello que veía o escuchaba. Y que tras ver bailar una marcha de Semana Santa, en aquel caso Virgen del Valle, se corría el riesgo de que la cosa se banalizara y se pusiera de moda. La cofradefusión. Así fue como lo denominé.

La cosa, va pasando de castaño a oscuro. Ahora ya no se baila una pieza de Gómez Zarzuela, sino de Font de Anta. Ahora no sólo se danza con el torso desnudo sino además con un capirote en la cabeza. Ahora no es Virgen del Valle, ahora es Amargura. Ahora no es en una parroquia, ahora es sobre las tablas de un teatro dentro del programa de un festival.

Cómo la vez anterior, prefiero que ustedes lo vean a través de este enlace y saquen sus propias conclusiones y juicios de valor. Yo he sacado los mías. No me gusta. Me parece cuanto menos esperpéntico. ¿De verdad creen ustedes que se llega a entender que tipo de pasión es la que se representa, con esta interpretación? ¿Es necesario salir vestido de pitufo, (otros dicen de nazareno) para exponer lo que se siente?

Vuelvo a repetir. No dudo de la capacidad artistica de Andrés Martín, ahí queda el éxito de su interpretación. Ni mucho menos del trabajo y sacrificio que le ha costado montar el espectáculo. Del empeño puesto en hacer algo distinto. Algo nuevo. Algo que llegue y diga algo al espectador. Pero quizás, y sigue siendo opinión personal, ha querido publicitar su espectaculo a cambio de transgedir y de provocar. Es cierto que la obra ya fue estrenada la pasada primavera en Jerez, pero no tuvo ni de lejos, la repercusión que ha tenido en los medios después de ser representada en Sevilla. No en vano, ha sido portada de los diarios sevillanos y noticia en todos los de nivel nacional, así como en radio y televísión.

Ya he comentado anteriormente que a mi personalmente no me ha gustado. Cada uno es muy libre de tener sus gustos y apetencias. De elegir que quiere ver y oir. De saber que tipo de música es la que le gusta. De sacar conclusiones y opinar.  Yo simplemente me pregunto que tiene que ver el referido montaje con el flamenco. Es como eso de confundir el tocino con la velocidad. Pienso que de una hipotética cofradefusión, hemos pasado a la desvergüenza y a la insensatez, perdiendo la perspectiva y cambiando el disfrute de un buen baile por bulerías por unas cargantes y absurdas memeces por chuflerías.

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