sábado, 4 de septiembre de 2010

Adiós vacaciones




Atrás han quedado los días de caluroso asueto. Allá van torciéndo la esquina. Son los que me han acompañado durante esta temporada estival. Largos cuando convives con ellos. Cada vez más cortos cuando empiezas a notar la proximidad de su ausencia. Entretenidos a ratos. Tediosos por momentos. Me trajeron descanso. Quizás menos del que deseaba. A lo mejor más de lo que necesitaba. Me regalaron dosis de lectura, culto al cuerpo y un maravilloso viaje. Me robaron deleite, esfuerzo y admiración. Todavía no han terminado de voltear esa curva, aún no los he perdido de vista y ya se echan de menos.

Dicen que son los que cargan las baterías para el resto del año. Los que te dejan las pilas a tope para afrontar las vicisitudes de lo cotidiano. Los que te capacitan para enfrentarte a la pesada carga de lo rutinario. Ahí van, esfumándose al final de la calle. Dándole la espalda a unos ojos que ya ansían encontrárselos de cara. Allá los veo, alejándose con la cadencia de un anhelado sueño.

 Ahora nos quedamos con la espera. La convivencia con un nuevo curso. Mientras, sólo nos queda abrir la puerta y encender la luz. Sacar los instrumentos de trabajo y preparar las herramientas. Recuperar la intención de compartir la intimidad de mis momentos. De las reflexiones, de las sensaciones, de los pensamientos. Para ellos sólo tienen que pasarse por este taller que hoy de nuevo descorre sus cortinas. Por este humilde local donde un torpe sastre comparte cavilaciones.

Sean por tanto de nuevo bien recibidos mientras nos llega un nuevo periplo de descanso. Esos días que van girando la esquina prometiendonos volver, cuando aún no se me ocurre un forma mejor de saludaros que un ¿Qué hay de nuevo?. Mientras desaparecen esas merecidas jornadas que se llaman vacaciones.


No hay comentarios:

Publicar un comentario