sábado, 23 de octubre de 2010

Sevilla, ciudad de la muerte.



Foto: Efe/Eduardo Abad


No soy dudoso. Lo he comentado en todas y cada una de las ocasiones en las que he tenido oportunidad. Así lo he expresado varias veces en este mismo lugar donde ahora nos hallamos. Así lo he hecho ver a todos los que gentilmente se han pasado por esta sastrería. Yo digo no a la reforma de la ley del aborto. Esa que en versión progre y de forma tan pija es llamada Ley de Salud Sexual y Reproductiva y de la interrupción  voluntaria del embarazo. Esa que mata vida y crea irresponsables. Esa propiciada y propugnada por la ya ex-ministra de igual dá y por su inservible ministerio al que ya le caducó la existencia. Ese engendro si que tenía que haber sido abortado antes de su nacimiento (me refiero al ministerio claro).

Pues bien. Se celebra este fin de semana el IX Congreso de la Fiapac (Federación Internacional de profesionales del aborto y la contracepción). Y adivina, adivinanza. ¿Donde?. Pues donde va a ser. En la ciudad capital de la región del progreso. En Sevilla. ¿Donde mejor?. No en vano es aquí donde los modernos, los que van por delante, han sido los primeros en subirse al carro de la involución abortista. Es en esta bendita tierra llamada Andalucía, donde ya hasta sacan ofertas para practicar abortos a jovenes embarazadas, donde se lanzan soflamas y llamadas por el derecho al asesinato, perdón al aborto.

Sevilla, se ha convertido este fin de semana en la ciudad de la muerte. Pide la señora presidenta de la ACAI (Asociación de clínicas acreditadas para la interrupción del embarazo) respeto para el congreso. ¿Que va a decir ella? ¿qué nos va a solicitar la sra. Francisca García?. ¿Respeto?. Pues se ha quedado corta. Lo que me ha sorprendido es que no haya repartido tarjetitas de médicos y hospitales abortistas por si alguno de los que se han mostrado en contra cambia de opinión y decide asesinar a una futura persona. Al fin y al cabo es su trabajo. Su empresa se lucra quitando la vida a seres humanos. Es de lo que vive. Es lo que le da de comer. ¡Qué asco!. Fatiguitas me dan sólo de pensar que su dinero lo gana gracias a la interrupción voluntaria de la vida.

¿Respeto? ¿Eso es lo que me pide?. No señora, no. Si usted no sabe lo que es respetar la dignidad humana, usted no sabe lo que es el respeto. Respeto es lo que yo le pido a usted. A los que se han reunido en este aquelarre abortista denominado congreso. A la señora Aido y a su ahora adorada y adulada jefa, Pajín. Respeto es lo que yo solicito a aquellos que en contra de sus creencias votaron una salvajada legal. Respeto es lo que yo pido a aquellos caraduras que con la doble moral por delante nos hacen ver la necesidad de legislar a favor de la dignidad animal, pero para los que la humana no tiene el más mínimo valor. Respeto es lo que yo les exijo, a los vendeburras de la libertad de expresión. Esos a los que les escuece que se pite y se abuchee al que nos manda, al que los manda, pero que sin embargo salen a la calle de piqueteras formas a impedir ejercer derechos constitucionales. Respeto es lo que quiero para expresar lo que siento sin que me llamen sectario y manipulado. No soy yo el que precisamente me amparo en una ley de desmemoria histórica para imponer mis criterios sin importar abrir nuevas brechas en antiguos enfrentamientos. Que sabrán de respeto los que no respetan.

Ah, por cierto. No tenga miedo. Sólo nos manifestamos, nos concentramos, gritamos y nos expresamos. No utilizamos la violencia, ni la agresión. Ni mucho menos el asesinato, aunque sea de sutiles formas como las usadas por las clínicas y profesionales a los que usted representa. Cree el ladrón que todos son de su condición.

No deja de ser curioso que sea España, Andalucía y Sevilla, el lugar de encuentro. Somos los más progresistas. Los más modernos. ¿Os suena?. Lástima que sólo podamos presumir de ello en cuestiones tan crueles y tan aberrantes como en el aborto. Que pena que no estemos en vanguardia en otros aspectos. Que seamos la admiración del mundo y punto de referencia europeo en otras materias. Y más que lástima, vergüenza es lo que siento, cuando estos estomagos agradecidos que nos gobiernan nos ponen como ejemplo de progresía, siendo la región con mayor tasa de paro de Europa (si España duplica la media europea, Andalucía está por encima de la media española). Una comunidad con los mayores indices de analfabetismo de la UE. Pero claro, como en eso también somos los primeros, todos contentos. Ellos más que nosotros, pero todos satisfechos y dando por bueno el progreso y la evolucíón de la ciencia en esta tierra. Dando por bueno que simplemente tenemos lo que nos merecemos.

1 comentario:

  1. la cultura hace a los pueblos grandes, mejor vivir subvencionados de por vida y así nos tienen callados, sin necesidad de buscar el porqué de las cosas.

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