El sol y la ceniza

Ha sido tan fugaz como un guiño, tan rápido como deseado, tan veloz como inesperado. En todo caso me ha parecido tan bello como mágico, tan tímido como un amago. Y es que nada hacía presagiar lo contrario y sin embargo ha sucedido. Casí sin darme cuenta, la luz ha ido inundando este rincón que me sirve de refugio. La oscuridad ha cedido, ha sido vencida por unos momentos por el suave brillo de un sol posado sobre el azul Sevilla que lo alza a lo más alto. Ha sido breve pero intenso. Tan maravilloso como leve.

Quizás no ha querido perderse el día del inicio. La hora del comienzo. El momento en el que los relojes empiezan la cuenta atrás. Quizás me ha querido demostrar que ha pesar de todo "perfundet omnia luce" (todo brilla a la luz del sol), que ha pesar de las tinieblas siempre está ahí. Que cuando pasen las nubes volverá, y volverá para quedarse. Como cada año. Quizás, se ha asomado a la ventana para indicarme que el momento de la espera ha terminado, que el momento del gozo esta al llegar. Quizás, viene anunciando que cuando pasen las horas, que cuando lleguen los días, cuando huyan las tinieblas, se erguirá en final triunfador. Quizás se haya asomado para traerme la esperanza de un tiempo nuevo. 

Tal vez, me anima a alegrarme, a disfrutar de unas vísperas. A no avergonzarme de lo que soy, a saborear, a paladear cada segundo de estos días. A embriagarme con los aromas que nos traerá una novel estación. Tal vez, me impulsa a ser adalid de mis creencias, a mostrar a los cuatro vientos cual es la Fe que profeso. Tal vez, me obliga a ser consecuente con mis valores, a enorgullecerme de lo que soy. Tal vez venga a recordarme que somos lo que somos hasta que dejamos de serlo, hasta que volvamos a la ceniza.

Y es que hoy más que nunca debo tener claro que "polvo soy y en el me convertiré".