miércoles, 28 de julio de 2010

Generación de Oro






Muchas cosas han acontecido desde la última puntada dada en esta sastrería. Demasiadas diría yo. Buenas y malas. Mejores y peores. Esperanzadoras y desesperanzadoras. Normales y esperpénticas.

De entre todas, sinceramente, he preferido disfrutar de aquellas que nos han proporcionado la alegría y olvidarme de todo aquello que me creaba desazón y tristeza. Ira y enfado. Es cierto que no nos sacan de pobres, que no hacen que pase más rápidamente esta maldita crisis que nos presiona, que no nos quitan los dolores ni de cuerpo ni de alma, pero al menos han servido para que en ciertos momentos pasara por alto esos problemas que tanto nos acucian. Es que ya lo dice el refrán que me enseñaron en la facultad, las penas con pan son menos. La casualidad es que todas han sido deportivas. De las demás mejor no hablar, al menos de momento. Nada nuevo. Todo sigue igual (o peor según se mire). Sería como romper la magía de un momento único. Ya llegará el momento de entrar a cortar trajes de ese material.

Después de la inmensa alegría que nos ha proporcionado el deporte rey por excelencia y que durante unos días ha conseguido que los españolitos de a pie, independientemente de su tendencia política, hayan presumido sin complejos de la enseña nacional, ondeando la bandera roja y amarilla de España y presumiendo de sentimiento y orgullo patrio gritanto a los cuatro vientos el yo soy español, español, español, hemos podido disfrutar en esta época estival de otras victorias en otros campos.

Así, hemos podido saborear la nueva hazaña del león de Pinto. Hemos pedaleado a su son, cruzando valles, subiendo montañas,   aguantando las embestidas de los ataques rivales y el escarnio de cierta prensa deportivo amarillenta. Junto a él hemos crecido en saber estar, en coraje y en resistencia. Ha ganado su tercer tour de Francia. Y lo mejor no es lo que ha conseguido, sino lo que todavía puede conseguir.

Por fin, otro deportista de nuestro país, subió a lo más alto del podio en el que se dice es el mayor espectáculo del mundo. Alonso, volvió a ganar en Alemania. Trazamos curvas con él, pisamos el acelerador con la misma intensidad que lo hacía su pie. Es el primer piloto que consigue esta temporada su segunda victoria en el campeonato del Mundo. Se muestra convencido de lograrlo de nuevo esta temporada. Nos inyecta con ello, esperanza. Se inyecta a si mismo confianza. Serio, seco, ciertamente no es una sonaja, pero no le pagan para contar chistes, le pagan para ganar. También nos ha mostrado su saber estar, el saber acatar por muy jodido que estuviera las decisiones de los jueces (por dos veces se vió perjudicado con sus decisiones) aunque no las compartiera, el aguantar y resistir las acometidas de esos personajillos del tebeo periodístico británico entrando a saco intentando provocarle una salida de tono. No lo consiguieron. Hay que ser listo tanto dentro como fuera de la pista. 

A todo lo anterior, habría que sumar, la consecución por Pau Gasol de su segundo anillo de campeón de la NBA, ahí es nada. La nueva victoria de Nadal en Wimblendon. Tanto tiempo viéndolo jugar, tantos partidos viéndolo ganar sin humillar, avasallar en la pista con deportividad, destrozar a los rivales desde el respeto, que parece que lo conocemos de toda la vida. Sólo tiene 24 años. ¡Madre mía, lo que queda por delante!. No nos podemos olvidar de Gómez Noya. Campeón del Triatlón de Londres. Deporte de locos. De verdadero sufrimiento. De resistencia física y mental. De llevar la extenuación al límite. ¿Y en las motos?. Lorenzo, Pedrosa... Sin palabras. Dominadores absolutos en casi todas las categorías.

Es cierto. Nunca antes se habían conseguido tantos éxitos deportivos. Nunca antes España se había mostrado tan dominadora en competiciones deportivas de tan diversa índole (fútbol, ciclismo, automovilismo, motociclismo, atletismo...). Evidentemente algo ha pasado. Algo habrá motivado todos estos triunfos. No puede ser casualidad. Más bien pienso que se ha hecho un trabajo específico para potenciar el deporte de nuestro pais. Se ha hecho desde la base. Eso es lo importante. La base. Trabajar desde los más jovenes. Trabajar el presente para que los éxitos lleguen en el futuro. Pero no sólo hay que trabajar las capacidades deportivas. También la personalidad. Es ahí donde también nos están dando ejemplo nuestros campeones.

Saber estar, lucha, resistencia, tenacidad, convencimiento, respeto al rival, motivación, fuerza física y mental, preparación y entrenamiento, capacidad de superación, motivación. Al fin y al cabo, valores.

En el deporte se ha conseguido. No hay que dejarse ir y seguir en la lucha para estar en la brecha. Pero me pregunto. Si se ha logrado en el aspecto deportivo, ¿se podría lograr lo mismo en otras facetas como por ejemplo la educación? Estoy seguro que si se pusieran a ello, se podría conseguir. Pero de igual modo y tal como se empeñan en hacernos ver los que nos mandan, para eso no hay voluntad, al menos de momento. La  gente que es capaz de reflexionar, pensar y sacar sus propias conclusiones sin valerse de la sopa boba de las subvenciones no interesa a los políticos. Dejarían de ser manejables a voluntad. Serían como una patada en la espinilla, un pinchazo en un puerto, una mancha de aceite en el asfalto, una piedra en la zapatilla, una cuerda de raqueta rota. Obstáculos al fin y al cabo para que ellos ganen su carrera y se puedan colgar la medalla.

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