viernes, 8 de abril de 2011

Sólo unos pasos, sólo unos metros.





No serán más que unos pasos. Dos o tres. Tres o cuatro a lo sumo. Y durante su recorrido mi ser se afanará por tratar de digerir todo aquello que se fue. A ilusionarse por lo que ha de venir. La distancia, sólo unos metros. El tiempo escasos segundos. Retazos de nostalgia. Compendio de ilusiones. Rara mezcla de sentires que pasaron con sentimientos por llegar.

Un "consumatum est" aliado con la esperanza de lo venidero. Tan sólo unos metros. Tan sólo unos pasos. Todo se va y todo deviene. Extraña mañana en la que a pesar de la pena, se sonrie al despertar. Inquietud por levantarse y darse de bruces con la ilusión renovada. Temor a hacerlo y perder lo que inexorablemente ya no volverá. Palpar el aire y su nueva luz. Lástima al recordar todo lo que se va y ha sido. La agonía de lo cercano. Sentimientos contrapuestos. Anhelos y memorias.

Una mañana de reyes en primavera. La niñez que vuelve en plena madurez. Idéntico ritual para una magia diferente.  De lo que moribundo se aleja marchito. De la vitalidad de lo que nuevamente renace. La vida y la muerte. Lo eterno y lo pasajero. El aroma y la fragancia. El bullicio y el silencio. El oro y la plata. El esparto y el cíngulo. La seda y el tergal. El terciopelo y el ruán. Lo mismo pero distinto. Casual y extrañamente siempre igual.

Lo que tanto esperaba y que sin llegar ya se me ha ido. Lo que ya se fue y todavía se queda. Un nuevo día. Aquel viejo día. El de todos los años. El mismo que hoy otra vez estreno. El que hoy vendrá.  Este que sin estar ya se va despidiendo y que mis ansias cortejan para vivirlo, para sentirlo, para disfrutarlo, para recordarlo.

Serán sólo unos metros. Sólo unos pasos. Tan cortos como imperceptibles. Tan largos como mi corazón dicte. Pues son los que atesorarán en un final destinado al sutil descorrer de la cortina todo aquello que me hizo y aún hoy me hace vivir, sentir, disfrutar, recordar.

Será sólo un momento. Sólo unos breves segundos. Los suficientes para entender que todo pasa. Para saber que todo llega. Mientras trataré de comprender, de asimilar que ya lo vivo, que ya lo siento, que ya lo disfruto, que ya lo recuerdo. Que ahí cerca, casi a las puertas, asomando entre los días por llegar, conquistando el tiempo pasado está el viejo y el nuevo. El de las palmas y olivos. Está el mismo y distinto Domingo de Ramos.

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